Señor mío y Dios mío, quiero tomar decisiones inteligentes, no quiero que el afán y la ligereza me ganen hoy.
Sé que hay decisiones que me pueden transformar la vida y por eso tengo que tomarlas con tranquilidad, pensando en hacer el bien a los demás y hacerme el bien a mí.
No quiero tomar decisiones hoy llevado por las emociones, sino analizar y descubrir qué es lo mejor.
Sé que pondrás en mi corazón la sabiduría que necesito.
Hoy salgo con la mejor actitud, y, a pesar de mis limitaciones y problemas, quiero brindarle al mundo mi mejor sonrisa y demostrarle que no importa por lo que pueda estar pasando, si estoy contigo puedo estar seguro y ser feliz.
Gracias por esta jornada que voy a empezar, por todas las cosas buenas que, sé, van a pasar.
Te amo, Señor, y quiero aprender a amarte todos los días un poco más y mejor.