Te suplico hoy San Patricio, por tu inmensa bondad, tu inmensa generosidad.
Soberano del oro y de la plata.
Y a ti, nuestro Señor dueño de todas las posesiones materiales y terrenales de este mundo; a ti sea el honor, por toda la maravilla en el mundo.
Yo acudo a tu humilde siervo, que cree en ti y confía totalmente en ti.
Te presento el fruto de mi trabajo, el esfuerzo de mis manos, el sudor de mi frente.
San Patricio, hoy quiero confiarte mis frustraciones, dejo a tus pies mis preocupaciones, todas mis angustias, lo que no me deja dormir.
Quiero confiarte este afán y toda ansiedad, lo pongo en tus manos en este momento y renuncio a toda preocupación.
No me preocuparé qué he de comer, ni qué he de beber, ni por mi vestimenta.
Te suplico hoy San Patricio, por tu inmensa bondad, tu inmensa generosidad.
Soberano del oro y de la plata.
Y a ti, nuestro Señor dueño de todas las posesiones materiales y terrenales de este mundo; a ti sea el honor, por toda la maravilla en el mundo.
Yo acudo a tu humilde siervo, que cree en ti y confía totalmente en ti.
Te presento el fruto de mi trabajo, el esfuerzo de mis manos, el sudor de mi frente.
San Patricio, hoy quiero confiarte mis frustraciones, dejo a tus pies mis preocupaciones, todas mis angustias, lo que no me deja dormir.
Quiero confiarte este afán y toda ansiedad, lo pongo en tus manos en este momento y renuncio a toda preocupación.
No me preocuparé qué he de comer, ni qué he de beber, ni por mi vestimenta.
Amén
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