Grande eres, mi Dios, en esta noche en que tu amor se derrama sobre mí.
Grande eres porque tus bendiciones vinieron a quedarse en mi vida.
Grande eres porque me ayudas a estar mejor cada día.
Abro mi boca para que escuches el clamor de este hijo que necesita de Ti.
Sabes que sin ti mi corazón está perdido, que mi ser necesita de tu presencia y tu bendición.
Dios de mi salvación, envía sobre mí tu serena bendición.
Dale paz a mi ser en medio de las tormentas, que la confianza profunda en tu amor me de sosiego.
Bendigo tu nombre, me alegro en la alabanza, tengo la firme certeza de que eres manantial de agua fresca que derramas sobre mi ser, para ya jamás tener sed.
Te alabo y te bendigo en esta noche porque sé que siempre estuviste conmigo. Especialmente cuando perdí.
Pero sé que en todo hay una ganancia, incluso cuando algo se va es para que llegue algo mejor.
Quiero estar dispuesto a perderlo todo, pero jamás a ti y tu presencia en mi vida.
Si algo se convierte en un ídolo que me encadena y me roba la libertad que me diste, entonces te pido que lo saques de mi vida.
No quiero tener cadenas, ni apegos que me enfermen y me quiten la real bendición.
Gracias por esta noche y por la mañana que llegará renovada.
Que pueda aprovechar cada suspiro que me das, cada aliento que tengo de vida, que sepa hacer camino sin tener tantos apegos.
Amén
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